VIDRIERA BATALLA DE LAS NAVAS DE TOLOSA - Roncesvalles

Batalla de Las Navas de Tolosa - Vidriera - Sala Capitular de Roncesvalles 
Localización Vidriera de la Batalla de Las Navas de Tolosa - Roncesvalles La Vidriera de La Batalla de las Navas de Tolosa de Roncesvalles es una de las más bellas obras de arte relacionadas con la famosa batalla de 1212. Se encuentra en la Sala Capitular del claustro de la Real Colegiata de Roncesvalles. Actualmente la Sala Capitular es el Mausoleo Real de Sancho VII el Fuerte de Navarra, uno de los tres reyes cristianos que acudieron a la histórica batalla. La vidriera se sitúa en la pared sur de la Sala Capitular. Así aprovecha mejor la luz que ofrece el clima de Roncesvalles, abundante en nieblas y lluvias.
Vidriera de la Batalla de las Navas de Tolosa - Año 1.906
La vidriera se dedica a uno de los momentos épicos de la batalla de Las Navas de Tolosa. Cuando parecía que la victoria se iba a inclinar del lado de los sarracenos, los tres reyes cristianos acometen una última carga de caballería a la desesperada. Las tropas de Sancho el Fuerte de Navarra, Alfonso VIII de Castilla y Pedro II de Aragón, consiguen abrirse paso entre las defensas enemigas y llegan al palenque del Miramamolín Al-Nasir, el señor de las hordas musulmanas. Allí estaba la tienda del rey moro, protegida por un perímetro de cadenas y por su guardia negra, los imesebelen.
Parece ser que fue Sancho el Fuerte, con sus caballeros, el primero que llegó a la tienda del rey moro superando a los imesebelen y provocando la huída de Al-Nasir.
Este momento tan glorioso, para la vida del rey, la historia de Navarra y la historia de España, es el que está representado en la magnífica vidriera del mausoleo de Roncesvalles.
El rey Sancho VII - Vidriera de la Batalla de las Navas de Tolosa - Roncesvalles Allí vemos como el rey Sancho, montando un bello corcel blanco, alza su mirada para encomendarse a la Virgen que porta en un estandarte uno de sus escuderos. El rey encabeza la carga seguido del resto de sus caballeros. El rostro del rey es tranquilo, propio del que está convencido del apoyo divino. En cambio, en sus caballeros se refleja la tensión propia de la batalla. Son los momentos de la carga final. Los caballos al galope van a arrollar a los soldados negros de la guardia y a otros sarracenos que la refuerzan.
La tranquilidad del rey le engrandece. Gran virtud es la serenidad en momentos críticos. Bajo la corona asoma su melena, ya canosa. El rey Fuerte fue a la batalla con 58 años.
No debemos dejar de admirar la magnífica representación de los caballos. La sensación de poder y movimiento está muy lograda. Detalles como los espumarajos de saliva del caballo que monta el rey dan realismo al esfuerzo del animal.
Caballo - Vidriera de la Batalla de las Navas de Tolosa Caballo - Vidriera de las Navas de Tolosa - Roncesvalles
La compacta y ordenada formación cristiana y la firme decisión de los caballeros, contrasta con el desorden y la desesperación de los sarracenos, representados en la parte de abajo de la vidriera.
Imesebelen - Vidriera de la Batalla de las Navas de Tolosa - Roncesvalles El punto de vista del espectador es el que debió tener el Miramamolín Al-Nasir poco antes de emprender la huída. No es de extrañar que el rey moro huyera a uña de caballo. Ante la imponente caballería cristiana, sus imesebelen, aunque bien armados con lanzas, arcos y alfanjes, estaban avocados a la derrota. La guardia, no podrá huir. Entre los sarracenos podemos apreciar unos postes de  madera con unas cadenas. Postes y cadenas formaban el perímetro defensivo alrededor de la tienda del Miramamolín. Los imesebelen eran soldados fanáticos que se amarraban a las cadenas antes de la batalla, ya que era mayor Cadenas de la Batalla de las Navas - Roncesvallesdesgracia para ellos huir presas del pánico abandonando el puesto que morir junto a sus hermanos. Estas cadenas, traídas a Navarra como trofeo por el rey Sancho VII, pasarían a formar parte, ya en el siglo XV, del escudo de Navarra. Perpetúan el recuerdo de la heroica intervención de los navarros en un hecho histórico que cambió la historia de la Península Ibérica.
  

Ángel con espada - Vidriera de Las Navas de Tolosa - Roncesvalles La escena está bellamente enmarcada en un ventanal gótico coronado por dos ángeles. Uno de los ángeles lleva una espada. El otro un casco. Simbolizan el espíritu de la Cruzada en la Edad Media: el uso de las armas autorizado, la guerra santa, por la defensa de la Cruz. La Batalla de Las Navas de Tolosa era una Cruzada convocada por el Papa Inocencio III. Si nos fijamos bien, tras la crin del caballo de Sancho, asoma sobre el pecho del rey la cruz del cruzado.
La victoria final de los cristianos también está simbólicamente representada en la vidriera. En lo más alto de la escena, coronando el estandarte de la Virgen, campea la Cruz. En la parte inferior, vemos una bandera sarracena caída entre la guardia negra. La bandera en su extremo tiene una media luna. La Cruz se alza, la media luna cae. La Cruz es de oro, la media luna de bronce. El significado es claro.
Cruz de oro - Roncesvalles - Vidriera de Las Navas Media Luna de bronce - Vidriera de Las Navas de Tolosa - Roncesvalles
La vidriera es una magnífica obra de la Casa Maumejean, una de las mejores en el arte de la vidriera que hay en España. Desde 1.860 esta familia de origen francés, durante varias generaciones, ha confeccionado algunas de las mejores vidrieras artísticas que se pueden ver en España. Su fundador fue Jules Pierre Maumejean, que creó el primer taller en Pau (Francia).
Tumba del rey Sancho VII el Fuerte y Vidriera de la batalla de Las Navas de Tolosa - Roncesvalles
Posteriormente Jose de Maumejean, abrió taller en Madrid, en 1.898. En el taller que se encontraba en el Paseo de la Castellana 64 se confeccionó la hermosa vidriera de la Batalla de las Navas de Tolosa en el año 1.906. La Casa Maumejean había sido elegida en un concurso convocado al efecto. El encargo se encuadraba en las obras de acondicionamiento del nuevo panteón del rey Sancho. Los restos del rey y su sepulcro fueron trasladados a la Sala Capitular de la Real Colegiata de Roncesvalles en 1.912, hace 100 años, en el séptimo centenario de la crucial batalla.
A los pies de la gran vidriera se encuentra el sepulcro de Sancho el Fuerte con la estatua yacente del rey. Se dice que cuando se cierra la Colegiata de Roncesvalles a los turistas, su estatua vuelve a la vida y dirige la mirada a la vidriera antes de que se ponga el sol. En la cara de piedra, habitualmente inexpresiva, se dibuja una sonrisa orgullosa…
     

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